Hoy comenzamos un nuevo ciclo de lectura de la Torá y tal vez este sea también un buen momento para reiniciar nuestras vidas.

Bereshit significa “Comienzo”, el comienzo de la Torá: Bereshit bará Elohim… La mayoría de las traducciones dicen: “En el principio, D-s creó…” Pero el texto hebreo permite otras interpretaciones.

Recuerdo las clases con mi querido maestro el rabino Harry Zeitlin. El acostumbraba decirme que, para encontrar un sentido más profundo del texto de la Torá, era necesario prestar atención no solo a las palabras, sino a los símbolos de cantilación (las marquitas pequeñitas que nos ayudan a cantar la Torá) y pronunciarlas, aún cuando no estuviéramos leyendo en modo de cantilación. ¡Así que puse atención! ¿Y qué encontré? Un etnajtá (como un punto y coma que indica un alto en el texto y que parece a un huesito de la suerte) bajo la palabra Elohim, lo cual permite que la traducción pueda leerse como: “Comienzos creó D-s;…” Interesante, pensé; “D-s creó comienzos, inicios.”

Luego me sentí atraída por el hecho de que tenemos dos historias de la creación, muy similares y a la vez muy diferentes entre ellas. ¿Por qué? De acuerdo con los historiadores bíblicos, cada uno de estos relatos pertenece a una tradición diferente, a un tiempo histórico diferente, o ambos. Pero esa respuesta no era suficiente, así que miré los textos con más detenimiento. ¿Y qué encontré? Encontré que en el primer capítulo, el nombre de D-s utilizado es “Elohim”, mientras en el segundo capítulo, justo al inicio de la segunda versión de la historia, el nombre utilizado es “YHVH-Elohim”.

Desde el punto de vista místico, Elohim representa el atributo divino de la Justicia, y YHVH, el atributo divino de la Compasión. Pero ¿para qué me sirve todo esto desde el punto de vista práctico? ¿Cuál es el mensaje para mi vida? Veamos.

Bereshit habla de comienzos. ¿Cómo podemos comenzar algo? Siguiendo los pasos de D-s. Primero necesitamos un plan, un esquema de lo que queremos manifestar. Necesitamos crear la imagen completa en nuestra mente, por escrito o en gráficos. Un plan maestro donde podremos ver cada detalle y donde todo es correcto, como la primera historia de la creación: perfecta, donde todo surge de la oscuridad y el caos. Esta parte del proceso lo realizamos con el atributo de la Justicia, que también significa orden, perfección, sin faltas.

Después viene la ejecución, lo real, y todo necesita ajustarse. Otros temas deben considerarse, y aunque el resultado final es muy similar al plan maestro, habrá detalles nuevos, y otros que deberán ser modificados. La ejecución real necesita hacerse con un balance entre la Justicia y la Compasión. La Justicia, para mantener intacta la esencia; Compasión, para añadir flexibilidad y para permitir los cambios y mejoras necesarias.

Rashi, nos dice que D-s sabía que un mundo regido solamente por la Justicia, sería una entidad auto destructiva, porque cada falta traería en sí misma su innmediato castigo. Añadir Compasión a la mezcla permite el que se dé el libre albedrío y la posibilidad de muchos ajustes: muchos nuevos comienzos, muchas oportunidades.

Obviamente, hay un lado no tan positivo en esta nueva realidad y es que la perfección en sí misma no puede ser alcanzada, solo podemos aspirar a ella, y lo mismo es verdad acerca del atributo de la Compasión. Solo D-s, el Uno, en el que todo está unificado, puede ser a la vez Justicia y Compasión perfectas y por tal razón, en nuestras oraciones diarias, decimos “Adonai Ejad”.

Que podamos tomar ventaja de nuestro libre albedrío para equilibrar la Justicia y la Compasión en nuestras vidas y en todos nuestros comienzos.

¡Shabbat Shalom!
Tishrei 28 5781 – Octubre 16, 2020

Rabina Ileanah Carazo

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *