Janucá – Primera noche – Los milagros
Durante Janucá celebramos los milagros. El milagro de los Macabeos, el pequeño grupo de judíos que venció al ejercito griego, el milagro del aceite, que encendió la menorá durante 8 días, cuando solamente había la cantidad suficiente para un día, el milagro de mantener la fe judía en medio de la asimilación y el choque cultural con personas de creencias tan diversas a las nuestras, el milagro de la luz que ilumina las más profundas tinieblas, el milagro de la vida, del amor y de la resilencia del ser humano…
El Talmud de Babilonia nos dice: “El 25 de Kislev, iniciamos los ocho días de Janucá… Porque cuando los griegos entraron al Templo, desacraron todos los recipientes de aceite, y cuando los Hasmoneos prevalecieron y vencieron a los griegos, buscaron y solo encontraron una vasija de aceite con el sello del Sumo Sacerdote, la cual contenía la cantidad suficiente para mantener la menorá encendida por un solo día, pero se realizó un milagro y la luz se mantuvo encendida durante ocho días.” (Shabbat 21b)
Hoy encendemos la primera vela de Janucá. La tradición nos indica que debemos colocar la janukía en la ventana, mirando hacia la calle. ¿Por qué? La razón es pirsum ha’nes, para anunciar el milagro de Janucá.
También debemos recordar que las luces de Janucá no deben utilizarse para iluminar nuestro trabajo, sino solamente para disfrutarlas. ¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a admirar cómo brillan las velas, y encontrar placer en algo tan simple como apreciar las diversas tonalidades de la llama?
Te invito a dedicar este primer día de Janucá a los milagros que suceden en tu vida todos los días, viviendo en tiempo presente y prestando atención a la luz que brilla en todo lo que existe.
¡Hag urim sameaj!
Rabina Ileanah Carazo
Kislev 5781 – Diciembre 2020