El símbolo por excelencia de Janucá es la janukía. Una janukía es una menorá para Janucá, y una menorá es una lámpara.

La menorá es el símbolo del pueblo de Israel. Cuando los israelitas estaban en el desierto, D-s le ordenó a Moisés que construyera un candelabro de siete brazos, hecho de una sola pieza de oro, el cual sería parte fundamental de los elementos que componían el tabernáculo y luego el Templo de Jerusalem. Era tarea del Sumo Sacerdote encender la menorá todos los días, utilizando solamente el más fino aceite de oliva.

Entre muchas otras cosas, la menorá es un símbolo de la luz divina. También, al ser de oro sólido representa la perfección absoluta a la que debemos aspirar. El diseño de la menorá, con su columna central de la que surgen brazos que se abren hacia ambos lados, nos habla de la unidad divina, cuya luz sale del centro y se extiende para iluminar a toda la humanidad.

Pero ¿cómo era la janukía original que encendieron los Macabeos? En el midrash Pesikta Rabbati, un texto de la época medieval, leemos: “Cuando los hijos de los Hasmoneos triunfaron y entraron al Templo, encontraron ocho barras de hierro, las cuales clavaron en la tierra y encendieron lámparas sobre ellas.” (PR 2:1)

Como vemos, hay varias diferencias entre estos dos candelabros.

Los siete brazos de la menorá nos hablan de este mundo material, creado a través de siete emanaciones de energía divina, o dicho en otros términos, siete etapas de formación del mundo tal y como lo conocemos.

La janukía, en cambio, está compuesta de ocho brazos, más uno que sirve para sostener la luz con la cual se encenderán las demás. El número ocho se refiere a lo que está más allá de nuestra percepción física, a ese espacio mental, emocional y espiritual en el que pueden gestarse los milagros.

La janukía original simboliza el coraje humano. Hecha de hierro representa la fuerza física primaria, la cual, cuando se utiliza conscientemente, permite que surja el fuego interior que nos inspira y nos motiva. Además, al estar compuesta de partes individuales, es un símbolo de la comunidad, formada por individuos en proceso de transformación y unificados gracias a la función del shamash, la novena luz, que se utiliza para encender a las demás y que siempre aparece separada del conjunto.

El shamash representa la chispa divina que constantemente nos impulsa a perfeccionarnos, a ser mejores, a tratar de convertirnos en la menorá de oro.

Que al mirar esta noche la janukía iluminada, comprendamos que los milagros surgen solamente cuando permitimos que la luz divina brille en nuestro interior y se manifieste a través de cada uno de nuestros actos.

¡Hag urim sameaj!

Rabina Ileanah Carazo
Tevet 5781 – Diciembre 2020

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