Quinta noche de Janucá – El orden
Hace unos 2100 años, cuando los sabios Shamai y Hilel discutían acerca del orden en que se debían encender las luces de Janucá, se presentó una diferencia de opinión entre ellos, ¡como casi siempre solía suceder!
Shamai sostenía con ardor que el primer día debían encenderse todas las ocho luces, y cada noche, encender una menos. Así, decía, al finalizar los ocho días, estaríamos tan inspirados por los rituales de las pasadas siete noches, que no necesitaríamos ninguna motivación externa, sino que todo surgiría de la profundidad de nuestro ser.
Hilel alabó a Shamai por su hermosa concepción de los hechos, pero gentilmente, como siempre, ofreció una opinión opuesta: se debe encender una luz la primera noche y continuar aumentando cada noche hasta llegar a tener las ocho luces encendidas el último día. El pensaba que mientras podríamos estar totalmente iluminados interiormente tras ocho días de encendido ritual, era precisamente en ese momento cuando necesitábamos tenerlas todas encendidas, ya que de esta forma, podríamos compartir esa inspiración con el mundo que nos rodea, convirtiéndonos en faros luminosos para otros, emanando nuestra luz y nuestro amor, más allá de nosotros mismos.
Así, decía, las llamas que brillaban profundamente dentro de cada persona, se multiplicarían al encender la luz interior de quienes no hubieran sido alcanzados aún por el respandor de la única luz verdadera, que es la que emana del corazón de cada ser humano. Y esa fue la práctica que prevaleció y que se mantiene hasta hoy y por eso cada día aumentamos una vela en nuestras janukías.
Al encender la quinta luz de Janucá, redediquemos nuestra luz interior para que aumente en brillo y fuerza cada día, y que se transforme en acciones prácticas y concretas para vencer a los tiranos de la actualidad: el hambre, el abandono, la desidia, el miedo, el abuso de poder, la intolerancia, el daño a la naturaleza, la falta de compasión, y muchos otros más que nos asechan y que debemos vencer con la valentía y la pasión representada por la victoria de los Macabeos.
¡Hag urim sameaj!
Rabina Ileanah Carazo
Kislev 5781, Diciembre 2020